Buscar este blog

domingo, 15 de junio de 2008

Hormigas en mi pecho

Heme, aquí tirado,
con un puñado de hormigas trepando por mi pecho,
de pronto trepando
hasta formar con manzana y miga y beso
mi corazón pequeño,
pequeño como un elefante,
como un elefante o su larga larga
verdad de marfil o de nieve;
¡de nieve!, como cuando decide
emprender su eterna caída
de fruta o hamaca sobre el mundo;
¡fruta... tal vez hamaca, elefante o trompa,
y sin embargo aún tan pequeño mi corazón!

Porque no es posible tener, en cambio,
un puñado de hormigas
o un zapato atorado
en el pecho, aprendiendo
lo que es ser hombre de corbata
o niño en alta tarde,
ay con el corazón cortado.

Heme aquí,
Dios mío, tirado,
y sin saber acaso cuándo
empezar a pronunciarme hombre,
porque hasta ahora,
hasta ahora sólo he sabido de mi silencio
en pleno rostro,
sitiando el corazón...

(En: Hormigas en el pecho)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece genial el juego de cómo se va convirtiendo el corazón siempre en algo más mágico... Te felicito.

¿Conocía usted sobre la poesía trascendentalista costarricense?

¿Cómo califica la poesía trasdendentalista de Ronald Campos?

¿Le interesaría conocer más sobre poesía trascendentalista?